Mi soledad me amargaba
a mi corazón le dolía
pues buscaba, noche y día,
alguien con quien compartir alma.

Tal vez ya lo hallé
pues mi dolor ya ha cesado,
pues mis lloros ya han parado
justo el día que te encontré.

Ahora, mi vida, te ruego
que no te vayas lejos de mí
pues no quiero estar sin ti
y que mi vida sea un infierno.

Autor: Sergio Membri

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